POLÍTICA Y GENTE

Por Pedro García

En su objetivo de sostenerse como un partido competitivo, el PRI toma decisiones con cálculo electoral, es decir, sembrar para cosechar simpatías entre sectores sociales disímbolos.

En el plano nacional actúa como partido bisagra, negociador y factor de distensión, facilitador de los asuntos relacionados al Poder legislativo.

En Nuevo León, sus legisladores han votado a favor de una reforma constitucional pro-vida en una decisión electorera con tinte futurista, más que por una posición conservadora, que la tiene, pero en el fondo es pragmática.

Poniendo el tema en una balanza, es obvio que la mayoría de los habitantes de Nuevo León optan por la opción de vida sobre el aborto, considerando la disyuntiva en “blanco y negro”.

Así, en el estado de Nuevo León, el PRI no está en condiciones de asumirse progresista, so pena de sufrir un revés de consecuencias fatales para su permanencia como partido digno de ser tomado en cuenta en la disputa del poder.

El tricolor está obligado a mantenerse en la lucha por la sucesión en la gubernatura de Nuevo León en lo cual tiene posibilidades, lo mismo que el PAN, toda vez de la aparente decepción social que ha provocado la administración de Jaime Rodríguez cuyo delfín no tendría probabilidades de retener la franquicia “independiente”.

En el desempeño nacional, el priismo cumple el papel de bisagra y contribuye a sacar adelante los asuntos de la agenda presidencial con el propósito de conseguir réditos políticos. Ved que, salvo algunas reacciones de réplica, los líderes de los principales estamentos del tricolor han pujado a favor de temas como la Guardia Nacional, correspondiente a la tesis de la “oposición responsable”.

No obstante las diarias alusiones de AMLO al pasado peñista: la corrupción, el tiradero de obras inconclusas y un largo etcétera de golpes, el PRI recurre al oficio político de aguantar, dejar pasar y callar, porque lo más importante para la nomenklatura del “partidazo” no es el presente, sino el futuro, que muy pronto estará tocando a sus puertas: la elección del 2021.

Y así por el estilo, mientras que el panismo recurre a su típico estilo de opositor a rajatabla, el viejo y colmilludo partido intenta sostenerse en la competencia, hacer lo posible por volver a congraciarse con la clientela electoral y, contra la idea de sus detractores, dar la pelea.

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